Fue uno de los «Maratonómaco»; luchó en las guerras promovidas contra los persas en la Batalla de Maratón (490 a. C.), en las de Salamina(480 a. C.) y, posiblemente, en la de Platea.
Alguna de sus obras, como Los persas (472 a. C.), Los siete contra Tebas (467 a. C.), son el resultado de sus experiencias de guerra. Fue también testigo del desarrollo de la democracia ateniense. En Las suplicantes (490 a. C.), puede detectarse la primera referencia que se hace acerca del poder del pueblo, y la representación de la creación del Areópago, tribunal encargado de juzgar a los homicidas. En Las euménides(478 a. C.), se apoya la reforma de Efialtes (462 a. C.), transferencia de los poderes políticos del Areópago al Consejo de los Quinientos.
Se le acusó de haber revelado los misterios de Eleusis, por lo que fue juzgado y posteriormente absuelto.
Viajó a Siracusa, en Sicilia, invitado por el tirano Hiéron, para el que produjo Las mujeres de Etna en honor a la nueva ciudad de Etna que éste había fundado, y puso, de nuevo, en escena, Los persas. Tras la representación de la Orestíada (458 a. C.), volvió a visitar Sicilia, donde murió en Gela, entre 456 a. C. y 455 a. C.