Fue contemporáneo, amigo y presunto amante de la poetisa Safo, algo mayor que él, con quien intercambiaba poemas. Aunque se desconocen los nombres de sus padres, sí están documentados los nombres de sus hermanos, Abtiménidas y Ciquis, con quienes se involucró en la vida cívica y política de su ciudad. Durante su vida, Lesbos afrontó una situación política caótica y violenta. La dinastía gobernante, los Pentílidas, que decían ser descendientes de Orestes, hijo de Agamenón, perdieron el poder y fueron derrotados con dos golpes de estado sucesivos.1 El poder pasó a manos del tirano Melancro. Alceo y sus hermanos intervinieron junto con Pítaco en la caída de Melancro, aunque el beneficiado, por alguna razón desconocida, fue Mírsilo. Durante su mandato, Alceo participó en la lucha lesbia contra los atenienses en Sigeon -en la Tróade, en la entrada del Helesponto-, que, dirigidos por el olimpionica Frinón, obtuvieron la victoria, luego enturbiada por la muerte de éste a manos de Pítaco y el arbitraje de Periandro de Corinto y la concesión final de Sigeon a los atenienses. Las relaciones hasta entonces excelentes entre Pítaco y Alceo se rompieron: conjurados en un principio contra Mírsilo, Pítaco en el último momento reveló los nombres de los rebeldes, y desde entonces compartieron el poder, por lo que Alceo hubo de exiliarse por primera vez en la cercana Pirra, una colonia interior del golfo lésbico. Tras la muerte de Mírsilo, celebrada por Alceo, que volvió del exilio, se consolidó la tiranía de Pítaco, de origen plebeyo e hijo del tracio Hirras, que, enemistado con todas las familias poderosas de Lesbos y casado como una jugada política con una Pentílida, emprendió en su condición de árbitro reconciliador unas reformas contra la aristocracia y consiguió desterrar a sus enemigos, entre quienes estaban Alceo y sus hermanos. En este segundo exilio, es posible que el poeta se refugiara en Lidia.